QUÉ SUCEDÍA EN EL MUNDO DURANTE EL SIGLO XVII

Manuel Alfredo Padra Rivodó
Este blog es creado por la necesidad que tenemos algunos primos en mostrar nuestra esencia, de hacer público nuestro estudio, nuestra pasión que por años hemos desarrollado. Conocer NUESTRA HISTORIA
Manuel Alfredo Padra Rivodó
POR QUÉ UN ÁRBOL
GENEALÓGICO
En vista de que he recibido muchas peticiones de familia,
amigos y conocidos que les muestre este escrito, por razones personales,
cultura, personas que se dedican a realizar " el árbol de la vida",
otros "Constelaciones familiares", genogramas, un par de amigos
psicólogos y gente que no he tenido el placer de conocer, he decidido colocarlo
acá y hacerlo público.
UN ÁRBOL GENEALÓGICO
Mucha gente en mi entorno me pregunta por qué mi interés en
la genealogía de mi familia, otros lo disfrutan 5 minutos y luego nunca más,
algunos otros un poco más, juegan con el tiempo y la memoria, llorando y riendo
los recuerdos.
Triste aquellos que lo ignoran, porque dicen vivir el
presente y que el pasado no cambia nada del ahora “real presente”, sin darse
cuenta que ellos son la suma de un pasado inmenso.
Esas características, pasiones, comentarios, burlas,
diferencias y creencias han rondado en mi corazón por mucho tiempo, al no saber
explicar el por qué de mi amor por nuestras raíces, el éxtasis que me produce
encontrar un dato, alguna historia, alguna característica que me haga
retroceder en el tiempo de mis ancestros.
Es difícil explicar mi pasión y mi romance con la historia,
pero he encontrado una forma de explicar lo qué nos deja un árbol genealógico,
se quiera o no!
En su libro “La tierra como
escuela” el doctor Roberto Crottogini, nos da una clase de antroposofía
(del griego “anthrōpo” que significa Hombre y del griego “sophía” que significa
Sabiduría), y hace un estudio de la naturaleza humana.
En este libro que nos trata de explicar las etapas de la vida, dividida en septenios, nos hace ver que el primer septenio de nuestra vida, desde que nacemos hasta los 7 años es el septenio del cuerpo físico. En la concepción, la vida no es nuestra, es un milagro, recibimos vida a través de la madre.
De recién nacido no se tiene conciencia, no se sabe quién
es, comienza el proceso del desarrollo del cuerpo en pos del desarrollo del yo,
es la etapa que necesita el cuerpo para madurar. Durante este septenio, el niño
está formando su cerebro, por lo tanto, la madre, el entorno, las vivencias son
las que definen la búsqueda inicial de un ser. Es exactamente ahí que
comenzamos a ser, que comenzamos a programar nuestra computadora y preparar las
carpetas que de inmediato comenzaremos a llenar de archivos, archivos éstos que
serán transmitidos desde el exterior directo y sin intermediario. Acá las
células graban su memoria.
Para los siguientes
septenios luego de comenzar a convertirnos en seres pensantes y racionales, los
terapistas Mónica McGoldick y Randy Gerson en su libro “Genogramas en la
evaluación familiar” nos enseñan que con una representación gráfica en
forma de árbol genealógico (genograma) de al menos 3 generaciones podemos tener
una información amplia sobre la familia y hacer una hipótesis entre la relación
de algún problema o característica y el contexto familiar, su evolución a lo
largo del tiempo y su relación con el ciclo vital de la familia.
Los hijos al comienzo de su vida, antes de formar su yo, son el acumulado de información recibida en su entorno cercano, en donde algunas características son abordadas por herencia genética, pero desarrolladas igualmente por su entorno, y otras características son la suma de experiencias, enseñanzas y modelaje.
En su programa de radio,
VOLVER A EMPEZAR, mi maestro de PNL, el doctor y genio multifacético José Cruz Ramírez (Radio
Centro 10.30 am, México), nos hace un resumen de todos estos libros y alguna
otra información recogida día a día, transmitida en resumen a través del árbol de
la vida, y nos indica lo siguiente, además de lo escrito anteriormente:
Según el Family Institute at Northwestern University, de donde son directores
los autores del libro de Genogramas anunciado anteriormente, sabemos que los rasgos
físicos vienen con la combinación de los genes, en donde los genes dominantes
nos darán las características principales a esos rasgos.
En un estudio realizado por Saint Louis University School of
Public Health, dirigido por el profesor James Romeis, se ha descubierto después
de un profundo estudio, que los genes son los responsables del 33% de como nos
sentimos físicamente, del 36% de nuestro estado mental y emocional, en cambio
sólo entre cero al 12% es responsable el medio ambiente de nuestro estado y
sentimientos.
Es complicado, pero se sabe que un pequeño grupo de nuestros
genes ocasiona rasgos patológicos de la conducta, pero deben ser sumado a los
factores del ambiente, factores sociales, geográficos y familiares.
El cerebro tiene ciertas características desde que nace, dadas
a través de los genes paternos y maternos, pero el desarrollo depende de
infinitos factores.
El desarrollo de la conciencia individual del niño le llega
a través de la “Herencia Sistémica” de su entorno familiar, incluidos padres,
abuelos, hermanos, familiares y amigos cercanos, primeros maestros.
De la familia se recibe la tecnología de la voz, proveniente
del sistema familiar, igualmente la tecnología del movimiento copiado en el
primer septenio de sus padres, anclaje grabado en el inconsciente en la memoria
de tus células, es un modelado perfecto.
LA HERENCIA SISTÉMICA
se transmite a través de 4 puntos:
1.- DICTADOS: Que nos dejan las creencias, se repite en la
familia constantemente. (Los hombres no lloran..., las mujeres no deben..., la
felicidad no existe...). En este punto es donde desarrollamos creencias que en
la mayoría de los casos nos debilitan ante la sociedad, o nos hacen tomar
acciones erradas, parte de la inacción con afirmaciones colocadas en nuestro
cerebro como un surco que le impide al cerebro analizar otras posibilidades de
acción.
2.-DECRETOS: De acá formamos nuestra conducta. Se diferencia
del punto anterior principalmente en la fortaleza de la sentencia (En esta casa
no se bebe..., nuestra familia se comporta de tal y cual modo). En este punto
se forma la conducta “dirigida”, que no es desarrollada por el niño, sino
inducida, un comportamiento grabado a través de la repetición, rasgos como la
xenofobia, el racismo, la homofobia, conductas y comentarios automáticos que
nunca se analizan, sino se repiten.
3.-SECRETOS: De acá formamos las heridas (Falta o exceso de
confianza, personalidad, realidad distorsionada, empatía...). Un ejemplo es
aquella familia que adopta a un hijo, y deciden no decirlo jamás, mantenerlo en
secreto, cueste lo que cueste. Ante tal situación deciden que la vida debe
llevarse a través del silencio y de jamás permitir que otros puedan entender su
realidad familiar, todo lo ocultan, jamás dan información a terceros, creando
heridas al niño que luego de adulto se transforma en problemas de conducta,
personalidad, inclusive, a pesar de que el niño adoptado, bajo relación de
sangre no pertenece a las familias paterna y materna, desarrolla la creencia,
generada por el secreto familiar que él o ella tienen más “pedigree” que el
resto, rasgos de pureza que otros no tienen y que cualquier información
perteneciente a la historia familiar no debe ser revelada, porque los otros
familiares no las merecen o la utilizarán en mala vía, afectándolos a ellos
mismos.
4.-RESENTIDOS: Nos forman las deficiencias (Las culpas de nuestro fracaso siempre será por culpa ajena). No pases debajo de esa escalera, es mala suerte...y luego de adulto, cuando algo malo sucede culpamos a la escalera, o por ejemplo Conversar sobre las metas traen malas energías y no se realizan...generando un patrón de fracaso y siempre culpamos a que comentamos y jamás vemos la realidad de los otros factores.
Cada uno de nosotros
tiene lo que Bert Helliger y Angélica Olvera llaman INTELIGENCIA TRANSGENERACIONAL,
analizada a través de la “terapia alternativa de la Constelación Familiar”, que
consiste en el aprendizaje tomado a través del tiempo entre generación y
generación y nos permite comprender mejor a las personas, dando sentido a la
vida. De alguna forma, la información y emociones del pasado remoto, se
transmiten como parte del patrimonio familiar, comunitario, social y/o
cultural.
Un punto importante a
tomar en cuenta es que un porcentaje importante de la influencia, pensamientos,
ideas y comportamientos de las personas, son dictadas en su primer septenio por
la madre, tal como lo indica Geneviéve Morel en su libro “La ley de la madre”. El
inconsciente del niño adquiere las ideas maternas cimentadas en modelos
ambiguos de sexualidad que han sido encadenadas y lo marca de forma definitiva.
Se sabe que la madre dicta patrones que el hijo varón, de forma inconsciente
refleja hasta en su edad adulta, como el tipo de mujer que desea de pareja o
quizá las amistades y valores que debe compartir. El padre tiene un efecto
diferente, que inculca la parte de modelo físico, como los deportes.
Patrice Van Eersel y
Catherine Maillard nos dicen en su libro “Mis antepasados me duelen:
Psicogenealogía y constelaciones familiares” el siguiente lema:
“Estés donde estés tu familia siempre está contigo: Acéptala
y bendícela, pero libérate de ella”.
La psicóloga Martha
Alicia Chávez Martínez escribe en su libro “Tu hijo, tu espejo: Un libro para
padres valientes” lo siguiente:
“Los padres proyectamos en nuestros hijos nuestras expectativas de la vida, nuestras frustraciones, nuestras etapas de la infancia o adolescencia sin resolver, nuestros "hubiera" y nuestras necesidades insatisfechas, esperando inconscientemente que ellos se conviertan en una extensión de nosotros mismos y que cierren esos asuntos inconclusos. Conocer la "parte oculta" de nuestra relación, comprender por qué ese hijo, específicamente ése, nos saca tan fácil de nuestras casillas, por qué nos desagrada, por qué nos es tan difícil amarlo, por qué estamos empeñados en cambiarlo, por qué lo presionamos con tal insistencia para que haga o deje de hacer, nos abre la puerta a la posibilidad de un cambio profundo en la relación con él”.
Adicional el realizar el árbol genealógico nos da
conocimientos multidisciplinarios. Nos hace conocer la historia, porque es de
suma importancia estudiarla para entender lo que sucedía con cada uno de
nuestros ancestros y poder encontrarlos entre el resto de la población de la
época, nos hace entender la sociología de la época que estudiamos, llegando
hasta la influencia en nuestra familia inmediata y nuestra persona, también nos
hace conocer sobre antropología porque debemos estudiar a fondo la parte
social, económica, física y moral de la época. En muchos tenemos que estudiar
psicología para lograr éxito en nuestra búsqueda, porque a través del
comportamiento y lo estimado de nuestro ancestro tomaremos pistas de dónde y
cuándo debemos buscar información del pasado al que pertenece.
Luego habría que mencionar por supuesto el derecho, la
onomástica, la heráldica, estadística, etc. Un árbol genealógico es un estudio
a profundidad de nuestro pasado para poder entender nuestro presente.
Un árbol genealógico,
permite estudiarnos a nosotros a fondo, desde varios frentes, dándonos las
herramientas para corregir nuestros errores generacionales y de conducta,
entender nuestro entorno personal, reforzar nuestras fortalezas, entender y
progresar en nuestras creencias y en mi opinión, lo principal, nos da la llave
para evitar repetir nuestros errores que se han transmitido de generación en
generación e inculcarle a nuestros hijos nuevos valores y darles herramientas
desarrolladas de este análisis.
"El método CMR que utiliza Luis Ángel Díaz, autor del libro La memoria en las células, desbloquea esta memoria atrapada, liberándonos de estos recuerdos celulares con nos condicionan"
“El que no conoce su pasado, no sabrá hacia dónde dirigir su futuro y cometerá los mismos errores”.
Finalmente puedo decirles que nuestro árbol genealógico nos
permite:
- Retomar relaciones familiares estancadas.
- Conocer a familiares que desconocíamos su presencia hasta
este día.
- Entender nuestra conducta y entorno familiar.
- Antecedentes médicos.
- Espiritualidad.
- IDENTIDAD.
Estas son algunas razones por las que con profundo interés
estudio las raíces de mi familia.
Manuel Alfredo Padra Rivodó
La filóloga, española de madre francesa, es especialista en ambas lenguas, por lo que se le hace sencillo explicarme un poco sobre mis apellidos y me promete ayudar.
A los días me contacta con una persona, que la vida quiso que se encontrase en México en ese tiempo. Esta persona es especialista en estudiar el origen de las palabras, genealogista y amigo de la filóloga desde sus tiempos de España y hoy todos nosotros reunidos en México planificando el estudio del origen de mi apellido materno, RIVODÓ.
Aquel hombre con apellido vasco que nunca pude recordar, dedicó un buen tiempo entre sus libros investigando nuestro apellido RIVODÓ. Una noche fui a visitarlo y en su estudio había un bosque de libros sobre su mesa, con una luz tenue, una copa de vino tinto y muchas colillas de cigarros. El hombre disfrutaba nadar entre páginas de libros, folletos, cuadernos, hurgando cada palabra, analizando su contenido y encontrando la historia de cada una de ellas.
Luego de varias semanas de estudio, análisis, vinos y cigarrillos por parte del hombre, recibo una llamada suya solicitando que me acerque a su casa, que ya había finalizado el trabajo y la investigación sobre el origen del apellido RIVODÓ.
La tarde noche del día siguiente a la llamada me presento en su casa, con una gran carga de curiosidad dentro de mi ser y me recibe el hombre, de aspecto muy serio, de gran cultura y una amplia amabilidad. Me hace pasar de inmediato a su estudio, como si el tiempo no puede esperarnos, me sirve una copa de vino tinto, completa la suya y me ofrece un cigarrillo que rechazo con educación.
A este hombre se le veía el aspecto de esas personas que nunca cuidan de su cuerpo e imagen, pero siempre desarrollan su mente al máximo, barba de días sin rasurar, cabello despeinado, la camisa del día anterior, la mitad dentro del pantalón y la otra mitad fuera. Jeans viejos de la moda anterior, con mucha historia que contar y zapatos clásicos, mocasines, que por comodidad utilizaba como sandalias, que nunca introducía los pies completos en ellos.
Sentados en las sillas de caoba, igual a su biblioteca, frente a frente, estira los brazos y mientras aspiraba un cigarro me hacía ver un escrito, un resumen de varios días o quizá noches de trabajo. La emoción hace que no lo escuche y enfoque todos mis sentidos en ese escrito casi ilegible que tenía en mis manos, mientras él hablaba yo realizaba uno de mis muy seguidos viajes mentales. ¿De dónde vengo? ¿Qué clase de personas nos dieron sus genes para ser lo que hoy somos? ¿Hacia dónde enfocaré la búsqueda de nuestros antepasados? ...y el hombre percatándose de mi ausencia me quita el documento con rapidez haciendo que le preste atención y dice:
“Quiero que tengas en cuenta que estos estudios se hacen lo más serio posibles, tratando de encontrar entre miles y miles de palabras, historias, hechos, cuentos y demás los aportes que den veracidad al resultado. Cada palabra debe tener sustentación, cada hecho debe estar registrado y cada origen de la información debe ser obsequiado a los lectores para que estos mismos, si así lo decidiesen lo verifiquen por cuenta propia.
Ahora bien, precisamente por ser historia, es probable que en algún escalón de nuestra historia no se encuentren soportes y es ahí en donde tenemos que decidir entre abortar la búsqueda, quedando la información hasta la fecha encontrada o nos convertimos en verdaderos detectives y uniendo datos de la pesquisa, hechos con nuestros conocimientos y experiencia y tomamos ese escalón en donde no encontramos referencias y lo ASUMIMOS como cierto según nuestro criterio, utilizando teorías antropológicas y continuamos con la búsqueda de más pruebas hasta llegar a lo que consideramos el origen de nuestra palabra”.
Me hizo saber, todavía entre vinos y cigarrillos, que "vuestro caso es el del detective", porque en un par de ocasiones no encontró el soporte de la información, aunque luego, después de estudiar la situación escogió una de las opciones, que, según su criterio y experiencia de más de treinta años de búsquedas, le indicaban era la correcta.
Por lo tanto, en la explicación que escribiré a continuación debemos ASUMIR que es “nuestra verdad”, teniendo en cuenta que hasta hoy no sabemos qué tanto por ciento de certeza corresponda a la información recolectada, pero sabiendo que el trabajo se hizo de la manera más seria, certera y profesional que se podía, por lo que personalmente pienso que, de no ser una imagen fiel de la historia, con fe creo que está muy cercana a la realidad.
Rivodó[1]
El apellido francés Rivodó es una variante del apellido Rivadeau, el cual se clasifica por ser de origen locativo, es decir que se basó al originarse en una característica topográfica, natural o artificial, cerca de la cual vivía o era dueño de tierras el fundador del linaje. En este caso en particular, el apellido Rivadeau se deriva del vocablo francés “rivaud”, con la acepción de “río”. Por lo tanto, se puede decir, que el portador inicial del apellido Rivadeau fue una persona que tenía su residencia cerca de un lugar donde corría un río. Son variantes del apellido Rivodó, Rivadeau, Ribadeau, Rivaud, Rivadeau, Ribeaudeux, Ribeaudeaux.
Entre las antiguas referencias que se hallan de este apellido o a una de sus variantes, se cita el matrimonio de Louis de Rivadeau y de Margarite Chabole, que tuvo lugar el 27 de noviembre de 1632, en Chaizelevicomte, Vendée. Sin embargo, las investigaciones aún continúan y puede ser que este apellido haya sido registrado en una fecha anterior a la arriba mencionada. Otra referencia, hace mención al nombre de Jean Rivaud, residente de Poilou, mencionado en 1681, mientras que Barbe Ribadeau, hija de Jean Claude Ribadeau y de Marie Val, fue bautizada el 1° de diciembre de 1724, en Rosieres-Aux Salines, Meurle y Mosela. Gabriel Ribadeau, hijo de Gabriel Ribadeau y de Renée Razin, nació el 9 de noviembre de 1782, en Doue-La Fontaine, Maine y Loire. Los apellidos hereditarios comenzaron a establecerse en las diversas regiones francesas en el siglo XII, sin embargo, no es hasta el siglo XVI que esta práctica se establece finalmente entre la población general. Hasta la fecha no se encuentra un escudo de armas registrado para la familia Rivodó, por lo que las armas que le corresponden, son las armas de su país de origen.
Bendiciones
Manuel Alfredo Padra Rivodó
[1] Trabajo realizado por THE HISTORICAL RESEARCH CENTER, INC.
PROFETA DEL PASADO... "Nada es azar".
“llevaba dos días de camino sin detenerme más que a comer algunas jugosas frutas que encontraba entre árboles que aparecían y desaparecían, mangos, muchos mangos, así fue mi alimentación durante la travesía…”
Muchas veces en mi infancia caminaba hacia el pasado, comprobando que mis profecías se
cumplían, sí, es correcto, profecías del pasado. Constantemente mis
momentos de soledad se llenaban de aventuras, constatando que mis predicciones
de tiempos remotos eran ciertas, predicciones de un ayer que desconocía. Mi cerebro
les daba forma, movimiento, sentido y quizá identidad a mis otras vidas
anteriores.
Luego de dos
días, me encontraba a mí mismo en alguna situación extrema, algunas veces
defendiendo a los necesitados, héroe del pueblo y orgullo del futuro, en
grandes discusiones con los abusadores, con los que sacaban ventaja del débil,
del anciano, del desposeído, siempre dispuesto a jugármela a cambio de la
armonía.
Recuerdo
haberme visto de niño en fiera lucha, utilizando las armas de la época: Palos,
simples palos, peleas, luchas y batallas que recuerdo en su totalidad, en el
patio de mi casa, a solas, en secreto, solo conmigo y mis pensamientos, pero
siempre dispuesto a averiguar qué tan ciertas eran mis profecías sobre el
pasado.
En mis
meditaciones me gustaba caminar y caminar hasta llegar a aquella casa blanca,
de un solo piso, con ciertos rasgos color crema y azul celeste, grandes
ventanales, en donde me encontraba escribiendo poesía, con aquella ropa
interesante, evidente de otra época, un poco curiosa, por no reír de cómo me
veía debía concentrarme en mi búsqueda. Tengo la bondad de poder hacer viajes
astrales y en cada uno aparece esa casa, esos colores, los puedo ver, sentir y
en caída al vacío vuelvo al presente…
Es posible
que no se comprenda cómo se puede recorrer senderos durante días sin cansarse y
casi sin comer, atravesando peligros y aventuras, descubriendo historias, realidades
y fantasías, pero desde niño poseo un don que jamás he confesado.
Poseo el don
de desprenderme hacia el pasado, en largo viaje. Cuando se viaja en el tiempo,
las distancias no se miden en metros, kilómetros, millas, son simplemente planos,
se necesita traspasar barreras transparentes hasta encontrarse uno mismo o
parte de uno en otro tiempo.
Es curioso
darse cuenta que muchas veces ni siquiera nos movemos, porque en el tiempo no
hay distancias, sólo hechos.
Cuando se
viaja en el tiempo uno deja de ser el actor para convertirse en espectador,
porque nosotros en el pasado somos muchos, somos partes, y de la suma de cada
uno formamos el alma que somos hoy día y por la suma de ellos nacemos.
Al vernos tiempo
atrás, somos espectadores de una pequeña parte de nosotros, una pequeña parte
de nuestra historia, una pequeña parte de nuestras habilidades y sentimientos,
y hay que estar preparados para todo, porque será evidente que no todo nos
gustará, veremos nuestras virtudes, veremos nuestro lado negativo, y estaremos
ahí en primera fila, sin poder irrumpir, sin poder cambiar, sólo aprender.
... Corría el año 1997, vivía en
México, cuando en uno de mis viajes me encuentro a un viejo chamán, maestro de
alma pura y conversador entretenido.
Luego de escucharlo durante un
largo rato, a lo mejor segundos, porque el tiempo en aquella dimensión dependía
de nuestros sentimientos, el chamán me mira directo a los ojos, ríe en silencio
y ante mi sorpresa me hace una pregunta, lo cual, para mí, me estaba leyendo la
mente. ¿Quiéres saber realmente quién eres y a qué viniste? Claro está, él ya
sabía la respuesta. ¡Sí!, tengo la curiosidad de saber a qué vine a este mundo,
a lo que interrumpiendo mis palabras me dice haciéndome pensar: Tú no eres el
presente, tú eres el resultado de la suma de tu pasado, de cómo evolucionaron
tus padres, y los padres de tus padres y así hacia el pasado, hoy sólo muestras
la cara, el cuerpo, el alma y el desarrollo que de ti, el destino y las
circunstancias han moldeado de las existencias anteriores.
Comenzando
por tu nombre y tus apellidos. Cada nombre identifica a una persona y según la
circunstancia fortalece o debilita. Cada apellido trae consigo una carga
emocional, un por qué, una historia y un futuro.
Detuve mi
conversación con el chamán, cuando rompiendo mi soledad en aquel hermoso lugar
desértico, una mujer se presenta a mi lado preguntando cómo regresar, porque se
había extraviado.
El chamán,
con un pequeño gesto me indica que la guíe, porque nadie como él sabe lo
difícil y peligroso que significa perderse en esas tierras de nadie, por lo que
accedo a acompañarla de regreso, no sin antes agradecer al chamán por su
enseñanza y conversación espiritual, y antes de irme, éste me recuerda:
"Nada en la vida es azar, pon atención a cada detalle, inclusive en este
momento".
Puedo decir
que he vivido hasta la actualidad sin prestar mucha atención a los detalles de
la vida, las causalidades y el destino, por lo que las palabras del maestro se
quedan en mi mente grabadas con mucha curiosidad.
De regreso con la dama comienza
nuestra conversación, ella me pregunta extrañada la razón de mi soledad en
estas tierras, a lo que le comento que jamás me encuentro solo, estoy conmigo y
mi pasado, con otros yo, diferentes a mi actual yo, pero en alma y mandato
siempre yo, además conversaba con el chamán y ella un poco extrañada me comenta
que yo estaba sólo, en una especie de trance, como si estuviera rezando, por lo
que le costó interrumpirme para preguntar sobre el camino a seguir. No hay
duda, la presencia del maestro era espiritual.
Presentándonos,
entonces, justo a unos segundos comienzan las causalidades, repito,
causalidades, de causal. La dama al escuchar mis apellidos PADRA RIVODÓ me
comenta que ella es filóloga y especialista en lenguas, y me explica que Padra
es un apellido de una palabra que pareciera venir del griego, quizá
descendiente de Badra y éste de Petra, al parecer utilizado por los Fenicios o
antes, pero es probable que sea un sobrenombre, gente bonita, "CARA DE
LUNA". De mi otro apellido RIVODÓ, me dice que es evidente francés, seguro
castellanizado, afirma al comentarle cómo es en su forma original, (Ribeaudeaux).
El maestro llegó a mi mente
nuevamente y comienzo a hilar los hechos. Quiero saber quién soy y me
encomienda estudiar el pasado y ahora me consigo a esta dama, en medio de
cualquier parte, filóloga y me da pistas de cómo comenzar mi estudio de un
pasado que vive en el presente.
Acá comienza el interés por la
genealogía de mi familia.
Bendiciones
Manuel Alfredo Padra Rivodó